domingo, 14 de diciembre de 2008

Hay que aplaudir la decisión del gobierno que los profesores ingresen a la dinámica de la evaluación y que sean los mejores los que cubran una plaza vacante. En lo que todavía hay que dar mayores pasos es en la implementación de sistemas de selección y evaluación del desempeño de profesores. Las pruebas aplicadas en el concurso de nombramiento de profesores muestran que hay mucho que aprender sobre cómo evaluar lo que se espera del profesor y con que grado de dificultad en función del tiempo disponible para rendir el examen, la formación promedio de los postulantes y un justo equilibrio en cuanto al tipo de capacidades que quieren evaluarse. La mayor limitación es que carecemos de estándares para la formación y el ejercicio de la docencia, referente principal para saber qué evaluar.
La primera parte de la prueba, que incluye preguntas de aptitud numérica y verbal, suele aplicarse, en un tiempo rigurosamente medido, para establecer el pronóstico de una persona que va a seguir estudios superiores. En este caso los postulantes son docentes; es decir, profesionales ya formados que se incorporan al servicio de docencia pública; por tanto, habrían requerido de otro tipo de evaluación.

Por cierto que dejar de lado las preguntas de opción múltiple es muy difícil cuando postulan 190 mil candidatos. Necesariamente hay que adoptar ese criterio, pero lo que sí podría reorientarse es el tipo de contenidos de la evaluación.

Una gran cantidad de preguntas demandan una lectura detallada y un proceso de solución que no va con el tiempo promedio disponible para responderlas. Varias del área de comunicación, por ejemplo, las tres primeras de cuestionario, contienen alternativas de respuesta donde no existe concordancia lingüística, y por tanto, no son distractores. Los textos de las preguntas que exploran la comprensión lectora están a la vista permanentemente, lo que no es deseable. Otras preguntas emplean un vocabulario que está por encima del que maneja la mayor parte de los profesores, sobre todo de aquellos que trabajan en zona rural y bilingüe intercultural. También hay de las preguntas memoristas como la 96 para un profesor de básica alternativa ¿qué norma y en qué plazo debe atenderse la solicitud de una persona que demanda la licencia de funcionamiento de una PYME? o la 76 para un docente de ciencias sociales de secundaria respecto a que presidente había cuando se creó el departamento de Amazonas o la Maternidad de Lima.

Para evaluar los conocimientos matemáticos se plantearon ocho preguntas de razonamiento lógico, siete de razonamiento abstracto y cinco de razonamiento numérico. Las preguntas de razonamiento lógico, y en secundaria las de matemáticas y ciencia, tecnología y ambiente, demandan a un profesor de la especialidad un mínimo de cinco minutos por pregunta pero sólo disponía de 1.8 minutos. Además, algunas de ellas requerían el uso de calculadora. Es posible que profesores de las áreas de comunicación, ciencias sociales, educación especial o educación física no hayan intentado siquiera responder esas preguntas.

En los Estados Unidos, las evaluaciones basadas en el uso de preguntas de razonamiento abstracto fueron dejadas de lado hace muchos años. La reciente evaluación todavía incluyó varias de esas preguntas.

En secundaria, hay especialidades para las que no existe cuestionario de preguntas, por tanto, quienes trabajan en ellas quedaron en desventaja. Las referidas a ciencia, tecnología y ambiente no guardan el balance requerido: seis son de Física, seis de Química y dieciocho de Biología.

La mayoría de las preguntas sobre el conocimiento del currículum están bien estructuradas y son adecuadas al nivel de enseñanza, aunque hubiera sido deseable que en educación inicial existan preguntas sobre las concepciones modernas del currículum. Varias preguntas plantean situaciones que involucran muchos factores en su interpretación y por tanto varias respuestas correctas posibles. La pregunta 53 interroga que hacer con las diez horas de libre disponibilidad del diseño curricular de la educación básica demandando cuál es el área formativa que debe priorizarse. No obstante, el diseño curricular hace referencia a que los centros educativos podrían priorizar tres áreas y no una sola: comunicación, matemática y educación para el trabajo.

Se vienen en los próximos meses nuevas evaluaciones para el ingreso a la carrera pública magisterial. El Ministerio de Educación tendría que hacer, en la brevedad posible, un balance de la esta experiencia y realizar los correctivos necesarios. De lo contrario, existe el riesgo que la evaluación ingrese en una fase de descrédito, lo que sería indeseable.
Escrito por :Hugo Diaz

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